La belleza y el crowdfunding abren muchas «puertas»
Se llama Jeremy Meeks, tiene 30 años, y está detenido por posesión ilegal de armas y pertenencia a una banda armada, no obstante, desde el pasado 19 de junio, lo conocemos por ser considerado «el preso más guapo del mundo».
Podemos decir que el tópico «la belleza te abre muchas puertas» ha rebasado las barreras del sentido metafórico para adquirir uno bastante más literal. Desde el momento en que el Departamento de Policía de Stockton (California) publicó la ficha policial de Jeremy en su perfil de Facebook, el «Boom» mediático ha sido imparable. La foto ha corrido como la pólvora por internet, los comentarios sobre su escandalosa belleza se cuentan por miles y los medios se han encargado de hacerse eco del asunto.
Como resultado podemos encontrar en la plataforma Gofundme una campaña de crowdfunding cuyo objetivo es pagar la fianza de Meeks para sacarlo de la cárcel. Impulsada por un grupo de admiradoras y admiradores, y bajo el lema Free Jeremy Meeks, la «noble» causa ha recaudado 5.823 dólares (de 25.000 que necesitan) gracias a las donaciones de 287 personas que consideran a Meeks demasiado guapo como para ser malo.
No importa que pertenezca a los Crips, una de las bandas más peligrosas de California, tampoco que ya haya pasado por la cárcel en 2002, por robo y asalto a un menor y en 2007, por suplantación de identidad. Que se enfrente a 11 cargos criminales tampoco pesa sobre su arrebatadora sonrisa.
No les importa a las más de 180.000 personas que han pinchado «me gusta» en su página de admiradores en Facebook. No preocupa demasiado a la cadena de televisión estadounidense ABC, que rápidamente ha aprovechado el filón para entrevistar al preso y poder así darle voz ( cuanto altruismo) y, desde luego, no son datos muy relevantes en el mundo de la moda.
Es lógico que viendo las fotos que han circulado, donde aparece ese guapísimo y joven padre lleno de amor mientras juega con sus niñito, muchos adolescentes caigan en el engaño fácil. La mente rápidamente hace sus conexiones habituales. Este fenómeno se conoce como «efecto halo», un sesgo cognitivo por el que la percepción de un rasgo concreto, en este caso la belleza física, distorsiona la interpretación que hacemos del resto de rasgos.
La idea que defienden sus seguidores es la de que probablemente Meeks haya tenido una vida difícil, que seguramente se ha visto obligado a delinquir, y que solo necesita una oportunidad para reinsertarse. El problema es que esta indulgencia solo salga a relucir ante un rostro bonito.
Las agencias han respondido bien a esta teoría y, sin haber puesto un curriculum, ya suenan nombres como Blaze Modelz y cuantías que ascienden a 30.000 dólares mensuales por tenerlo en las pasarelas.
Una vez más, la conclusión es que el crowdfunding es aplicable prácticamente a cualquier proyecto, idea o situación. Hasta la comunidad más superficial y surrealista puede unir sus fuerzas a través de internet y acabar dirigiendo este potencial a una campaña de financiación colectiva. Solo se necesita difusión, un objetivo común y una comunidad interesada.
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