Estafas en el crowdfunding
En una actividad como el crowdfunding, que depende de un gran conjunto de personas para llegar al éxito en cada campaña, en ocasiones hay quien quiere aprovecharse de las buenas intenciones de un promotor o de un aportante. Hay, también, quien sabotea proyectos para evitar que se lleven a cabo.
Con la popularización del crowdfunding se han comenzado a producir algunos intentos de estafas relacionados con ello. Si bien no es una buena noticia, este tipo de hechos van de la mano con el aumento del uso de esta vía de financiación: a más personas, mayor riesgo de usos poco éticos, como en cualquier actividad.
Ejemplos de estafas en crowdfunding
Más de cien campañas estafadas
Tal y como Universo Crowdfunding recogía hace tiempo, un estafador realizaba grandes aportaciones a diversas campañas de crowdfunding de las que recibía jugosas recompensas. ¿La trampa? Que tras recibir las recompensas ordenaba a su banco a retirar el pago, con lo que se quedaba con el dinero aportado y con la recompensa correspondiente. Este caso sirvió para que las plataformas concentraran sus esfuerzos en que todo el proceso de campaña fuera lo más transparente y correcto posible con el fin de evitar actos similares.
El juego de mesa de 120.000 dólares
Un promotor, Erik Chevalier, puso en marcha en Kickstarter una campaña para construir y comercializar un juego de mesa ambientado en el universo de H.P. Lovecraft. Una gran comunidad se sumó a la iniciativa, llegando a obtenerse más de 122.000 dólares (casi 110.000 euros) para llevarse a cabo el proyecto. El problema se presentó cuando, tras meses de trabajo en el juego, el promotor dejó el proyecto inacabado, dejando a los precompradores sin su producto y sin dinero. Pero la estafa no quedó así, puesto que Chevalier fue denunciado y condenado por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos a pagar la cantidad íntegra de dinero robado.
El caso de AUAMusic
Cuando el crowdfunding aún estaba en pañales en España, allá por 2007, se lanzó AUAMusic, una plataforma de financiación para músicos. En 2012 cerró, como muchos otros proyectos emprendedores, pero al hacerlo, algunos de los promotores se quedaron sin el dinero que debían recibir y, con ello, también se vieron perjudicados los aportantes, que no vieron su dinero devuelto ni terminados los proyectos a los que habían apoyado. A finales de 2013 comenzó el juicio por este caso y en 2014 se dictó sentencia: se halló culpables a los responsables de la plataforma. Los intentos de estafa y las actividades irregulares en el crowdfunding no quedan sin juzgar, algo que refuerza la seguridad a la hora de participar en alguna campaña.
Be Maker! Kit
Este caso tiene un largo recorrido. Resumiendo: un equipo de desarrolladores de productos electrónicos, muy útiles y muy usados en muchos campos de la electrónica, como la placa Arduino –que es algo así como un comodín que permite la rápida implementación de software en diferentes proyectos como robots, móviles u ordenadores– emprendió diferentes campañas exitosas de crowdfunding para vender sus productos a muy bajo precio. Ahí no hubo trampa: los diferentes componentes que ofertaban se vendían bien y a muy buen precio. El problema fue cuando el equipo de Be Maker! decidió lanzar otra campaña en Indiegogo que aunara toda esa serie de componentes, llamándolo Be Maker! Kit. Muchos precompradores vieron en ello una oportunidad de conseguir todos esos componentes a buen precio y picaron. A día de hoy muchos de ellos aún no han recibido el producto pagado, y desde los promotores del proyecto sólo se alegan problemas logísticos, con lo que el destino final de estos promotores puede ser similar al de Erik Chevalier.
Mapa del poder en Canarias
Un alumno de periodismo puso en marcha una campaña de crowdfunding para llevar a cabo su proyecto: una herramienta online en la que se pudieran observar todas las relaciones de poder entre los políticos y empresarios de Canarias. Un proyecto muy interesante pero que pondría en aprietos a algunos de los personajes públicos del Archipiélago. ¿Qué ocurrió? La campaña solicitaba 5.200 euros para llevar a cabo la iniciativa. En un momento dado, con la campaña sin haber alcanzado el objetivo, alguien realizó una aportación muy importante que hizo que se superara la cifra objetivo. Algo positivo, en principio, si no se cuenta que en el momento de hacer efectivos los pagos resultó imposible obtener su aportación. Teniendo en cuenta la naturaleza de la campaña no es descartable que alguien realizara una enorme aportación y que luego bloqueara el pago sólo para sabotear el proyecto.
Así pues, el marco legal del crowdfunding no permite robos ni situaciones irregulares, como cualquier actividad económica fuera del micromecenazgo.
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