Los blogs facilitan la consolidación de la llamada economía colaborativa
Cada vez más, la gente utiliza los medios digitales para crear y lanzar proyectos comunitarios. No se trata sólo de aquellos que quieren llevar a cabo una iniciativa meramente digital, ya que la puesta en marcha de proyectos de aplicación “real” requiere de un adecuado soporte para su difusión.
Por eso, las comunidades han buscado plataformas útiles y ágiles para la divulgación de sus ideas. La plataforma más potente para llevar a cabo esas acciones son los blogs. El blog permite flexibilidad para que las comunidades comuniquen variedad de cosas en formato multimedia –texto, imagen, sonido, vídeo–, además de permitir una necesaria coordinación entre los miembros comunitarios.
Los entornos colaborativos se han convertido en una parte fundamental de las comunidades. En una coyuntura difícil como la que se afronta en la actualidad, la colaboración dentro de las comunidades ha regenerado el concepto de “colectivo”. La gente afronta proyectos ya no de forma individual, sino que se agrupa con otras personas en torno a una idea o un deseo. Y hay comunidades de todo tipo: aquellas que quieren realizar un proyecto en torno a un gusto concreto (musical, literario, cinematográfico, etc.), aquellas comunidades que quieren preservar un espacio geográfico o, incluso, aquellas que quieren mejorar un vecindario o un barrio. Estas últimas son las comunidades más tradicionales, y ahora comienzan a querer transmitir sus iniciativas a través de plataformas como blogs, de modo que los proyectos salgan del espacio local y lleguen a integrar a más gente en el colectivo.
En ese sentido, hay que comentar que Internet ha permitido y fomentado el acceso a multitud de herramientas y servicios de mucha utilidad para las comunidades. Esas herramientas permiten a un grupo de personas llevar a cabo tareas de forma fragmentada y coordinada, en una forma de asociación denominada crowdsourcing.
Otra forma menos sólida de crear un entorno colaborativo podría ser por medio de redes sociales como Facebook y Twitter. Estas redes permiten cierta difusión de contenidos, pero carecen de fortaleza y potencia, y no tienen la flexibilidad suficiente para ofrecer una plataforma colaborativa a las comunidades.
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